Mi GR-11 por Aragón

El 15 de septiembre de 2016 llegué a Cap de Creus. Empecé a cruzar los Pirineos el 12 de septiembre de 2012. Salí de Cabo Higer (Hondarribia. Gipuzkoa) ese día y llegué al Refugio de Góriz, Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido (Aragón). Eso fue el primer año. Después vinieron cuatro septiembres más hasta que finalmente el sueño culminó en Cap de Creus (Cadaqués. Girona) hace más de año y medio . Quienes estén haciendo el GR-11 o lo quieran hacer, podrán encontrar aquí todo el relato de Mi GR-11 por Euskal Herria. De Cabo Higer a Zuriza. He ido dejando lo de acabar de relatar todo lo vivido o buena parte de ello. Algunas personas han mostrado tanto cariño hacia lo narrado y me han animado tanto a que siguiera relatando el resto de la travesía, que he pensado que es el momento de seguir subiendo más crónicas de mi experiencia. En este blog se puede encontrar todo lo vivido de Cabo Higer a Zuriza. También hay una crónica de dos etapas en Catalunya (De Beget a Albanyà). Aquí di un buen salto en el orden de narración del relato. He decidido que aunque me lleve tiempo es mejor que siga un orden. Y he decidido que merece la pena seguir relatando todas las etapas no sólo para seguir escribiendo y no dejarlo por pereza sino también por esas palabras tan bonitas que me han dedicado algunas personas. Así sí merece la pena seguir poniendo empeño en acabar este relato que prácticamente es un libro.

Dejé Navarra atrás en mi recorrido por  los Pirineos el día 23 de septiembre de 2012. Había caminado sola durante días sin encontrarme con nadie. Fue el tramo más solitario que hice en Pirineos. De vez en cuando me cruzaba con alguien que caminaba de este a oeste. Mi GR-11 era de oeste a este. Yo acaba de empezar mi sueño y otros estaban a punto de culminarlo. Es una de las imágenes más bonitas de realizar la travesía: cruzarse con otras personas durante la travesía que caminan en el sentido contrario al tuyo o tú caminas en el sentido contrario al suyo. Durante prácticamente diez días, no me encontré con nadie que caminara en mi sentido. Hasta que conocí a Valeria. Fue el día 22 de septiembre cuando estaba yo comiendo pan de molde  con quesitos sentada en una piedra y después de hacer ese pequeño descanso, me puse la mochila de nuevo y seguí caminando hacia Izaba. No sé cómo fue que me encontré con Valeria. Le pregunté si iba hacia Izaba y si estaba haciendo el GR-11 y me dijo que sí. Le dije que era la primera persona que me encontraba en días de travesía que caminara en mi mismo sentido. Ella me dijo que le había pasado lo mismo. Llegamos a Izaba y al día siguiente hicimos juntas la última etapa que transcurre por Navarra cuando se hace el GR-11 de Cabo Higer hacia Cap de Creus. Llegamos a Zuriza el día 23 de septiembre. No sé en qué momento entramos en Aragón. Zuriza es Aragón nada más pasar la frontera con Navarra.

Etapa Zuriza-Guarrinza

 

Esta es la primera etapa por Aragón cuando se camina hacia Cap de Creus viniendo de Cabo Higer. Había llegado con Valeria el día 23 de septiembre de 2012 a Zuriza. Llegamos a un camping donde a Valeria no le dejaron poner la tienda porque no había espacio. Teníamos que caminar 5 kilómetros para dormir en un refugio libre. Pero ese refugio nos quedaba en el sentido opuesto a nuestra marcha. Nos hablaron de otro que no estaba tan lejos y que sí estaba en el sentido de nuestra marcha. Un refugio libre totalmente destartalado, pero que para pasar una noche no estaba mal. Valeria llevaba tienda. Pusimos la tienda debajo de un techo y llegamos a la conclusión que en el suelo es donde se refugiaba el ganado por el olor que había. Pudimos apañar la tienda. El cielo amenazaba tormenta. Dejamos la tienda debajo del techo en aquel espacio que no tenía puerta. Entramos en la otra parte del refugio. Había una mesa, un cristal roto, unas escaleras que daban a un altillo. En el altillo también se podía dormir. Nosotras ya habíamos puesto la tienda debajo de ese altillo. Comimos en la mesa. Valeria llevaba hornillo. Valeria iba muy preparada. Yo también llevaba víveres, pero lo cierto es que fue algo increíble poder tomar café caliente y beber vino en aquel refugio. Después de colocar la tienda e inspeccionar el refugio, nos fuimos al camping para comprar víveres para la etapa del día siguiente y los días siguientes. Sabíamos que tardaríamos dos días en dormir en una cama. Entre Zuriza y Candanchú hay otra etapa donde hay que dormir en refugio libre. Tanto si la travesía que realizamos o realizas la haces con autonomía (con tienda) u has optado por dormir en refugios guardados, hostales, hoteles, albergues… habrá etapas donde no habrá hostales, ni campins, ni hoteles, ni refugios guardados. Este es el caso entre Zuriza y hasta el Refugio guardado de Respomuso. En Zuriza hay camping, pero cuando llegamos no había plazas. En un momento dado, siempre se puede hacer vivac fuera del camping suponiendo que lleguemos totalmente destrozadas o destrozados al camping y no queramos hacer dos kilómetros y medio más hasta el destartalado refugio. No sé el nombre del refugio. No sé si lo tiene. Es una experiencia inolvidable de vivir pasar por este refugio y yo estoy tremendamente agradecida con la vida de cómo lo viví. Valeria y yo volvimos al camping después de dejar la tienda. En el camping compramos un queso, latas de sardinas y no sé qué más. Volvimos al refugio y cenamos algo. Recuerdo que el camino del camping hacia el refugio cambiaba totalmente con respecto a Navarra. El paisaje era más agreste, inhóspito, escarpado. Recuerdo que hacía un viento huracanado y caminábamos por las piedras agarrándonos a la parte del camino donde nos podíamos apoyar con la mano a las paredes de piedra. Fue fantástico. Fue un buen ejercicio de concentración. Yo iba mucho más despacio que Valeria. La experiencia de Valeria en montaña y la mía no tenía nada que ver. Yo prácticamente me estaba iniciando y ella ya llevaba tiempo haciendo montaña. Llegamos de nuevo al refugio y cenamos. Nos fuimos a dormir. Hizo una noche infernal de lluvia y fuerte viento.  Pensábamos que íbamos a salir volando con la tienda, pero sabíamos que sería difícil que esto ocurriera, porque nosotras éramos el peso de la tienda. No sé en qué momento, ni de qué manera, apareció un hombre de Francia y que durmió en el altillo. Supimos al día siguiente que era de Francia. Nosotras estábamos durmiendo, o más bien, intentando dormir cuando él llegó al refugio.

Al día siguiente nos levantamos y saludamos a Francisco, el hombre de Francia que había aparecido en medio de la noche de lluvia y tormenta y que estaba haciendo la Transpirenaica de este a oeste, en el sentido contrario al que lo estábamos haciendo Valeria y yo. Esos son uno de los grandes momentos de esta travesía. Cruzarte con personas que caminan hacia el lugar de donde tú partiste o al revés.

Poco después de saludar a Francisco, Valeria se disponía a recoger la tienda y seguir con el recorrido. Hacía mucho viento y estaba nublado. Yo le dije a Valeria que no continuaba, que estaba nublado y que no me parecía prudente. Ella dijo que iba a seguir. Se produjo una situación tensa entre ella y yo. Al fin y al cabo ambas estábamos haciendo la travesía por separada aunque estuviésemos caminando juntas durante esos días. Francisco intervino en medio de la disputa entre Valeria y yo y le dijo a Valeria que no le parecía recomendable caminar ese día. Finalmente Valeria decidió quedarse en Zuriza ese día y nos fuimos los tres al camping a pasar la mañana. En Zuriza comimos en el bar del camping, bebimos cerveza mientras llovía ahí fuera. A eso de las cuatro o cinco de la tarde volvimos al refugio con nuestros víveres. Yo me quedé fuera del refugio escribiendo en mi cuaderno y Francisco y Valeria se fueron a inspeccionar el principio de la ruta del día siguiente de Zuriza a Guarrinza. Francisco había venido de Guarrinza el día anterior y nos dijo que había varios puntos donde tendríamos que fijarnos bien para no perdernos. Francisco me dijo cuando me vio escribiendo: «Tú, poeta». Todo un halago para mi. Escribo desde que era pequeña y tengo más de cien poemas escritos a día de hoy.

Esa noche la pasamos en el refugio calentando el queso en la chimenea y bebiendo vino. Nos reímos mucho. Hablábamos del ruido que hacían los peregrinos en el Camino de Santiago cuando se levantaban por la mañana. El ruido de bolsas de plástico. Los tres habíamos hecho etapas del Camino de Santiago y teníamos claro que nada tenía que ver con la Transpirenaica. Al día siguiente nos despedimos de Francisco para continuar cada uno y cada una con su ruta. Valeria y yo caminábamos hacia Guarrinza. El paisaje era totalmente diferente a las etapas de Navarra. Nos perdimos poco después de empezar a caminar. Finalmente volvimos a recuperar la última marca que habíamos visto. Cuanto más avanzábamos, más alpino era el paisaje. Esta primera etapa de Aragón de oeste a este es alpina, pero no tiene el nivel de esfuerzo de las que vendrán a partir de aquí. Llegamos hacia las cuatro de la tarde a Guarrinza. Recuerdo una pista de tierra, prado y ningún sitio donde refugiarse. Todo campo abierto. Plantamos la tienda debajo de un techo de una especie de iglesia. No tardamos mucho en desmontar la tienda. Había muchas cagadas de vacas y muchas moscas. Además de esto, Valeria dijo que el tejado estaba inclinado y el final de éste estaba justo debajo de la tienda. Estaba lloviendo y tenía pinta de llover toda la noche. Valeria dijo que el agua acabaría inundando la tienda. Así que desmontamos la tienda y nos fuimos en busca del refugio de Guarrinza del que hablaba una de las guías que llevábamos en la mochila. Llegamos a una especie de refugio de madera. Valeria empujó una de las ventanas con el palo. Entramos por la ventana. No recuerdo el nombre del refugio. Yo le puse el nombre del Refugio Pirata y allí vivimos toda una experiencia como tal. En la mesa calentábamos café. Valeria se liaba sus cigarrillos. Comíamos de nuestros víveres. Observábamos aquel lugar por el que tantos senderistas, transpirenaicas y transpirenaicos habían pasado antes que nosotras. Había velas, algún botiquín con poca cosa. Latas de refrescos caducadas, alguna botella de cerveza caducada y con la espuma petrificada y de color amarillento que se había quedado como congelada. Había literas y colchones. Por la noche encendimos un fuego en la chimenea, pusimos los colchones en el suelo y las esterillas y los sacos encima para protegernos de chinches y otros habitantes. Había alguna que otra araña paseando por allí. Llovió toda la noche sin descanso. Al día siguiente caminábamos hacia Candanchú.

2 comentarios sobre “Mi GR-11 por Aragón

  1. Hola, Almudena. Quiero felicitarte por el logro de haber hecho el GR-11, y darte las gracias por haberte tomado el gran trabajo de compartirlo con todo el mundo. Muy ameno tu estilo, sabrosas las anécdotas, e interesantes las introspecciones que haces sobre ti misma. Se nota que el GR-11 te marcó y te cambió. Tu estilo es la vez ingenuo y sabio, parece una contradicción pero en realidad es un arte aunar esas dos cosas. Dicho lo cual, espero que compartas la crónica de los días que te faltan por transcribir aquí: de la parte aragonesa del camino sólo nos has contado el principio, y de la parte catalana también nos faltan por conocer un montón de etapas. Espero que saques tiempo y ganas para completar tu crónica del GR-11. Tus lectores te estaremos eternamente agradecidos. Saludos y muchas gracias.

    1. Hola, Pepe. Gracias por tu comentario y por motivarme a seguir escribiendo. Sí. Falta mucho GR-11 por contar todavía. Sé que tengo que sacar tiempo para escribirlo. Me has dado mucho ánimo y un buen empujón para seguir contando el resto de la gran aventura. Muchas gracias.

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